jueves, 22 de marzo de 2012

Jay Landsman (English)

Who is Jay Landsman? We wonder at the outset. What strange transformation has occurred in his physique and mind to become as he is? And what God has put him on earth to turn him on the opposite of what he should be?
For when we are likely to take a look, we see that all the edges that have not been rounded by the system, are shown still fascinating when they come from his voice. And do not sound out of place and time when they already should be.

What is this fascinating voice that is given to decadence? Is he some roman poet singing the last days of his city before the arrival of the barbarians? Is he perhaps, the one responsible for opening the gates to the invaders or maybe the anonymous causing the withstand of the onslaught so we do not let our guard down to what comes against us?
His physical consumed by vices is shown to us continuously since the beginning. But what we are not shown is the reason why he deceives us, why he gives so little of himself in the view of the upcoming disaster, and more importantly, why he plays to be sane or go along with his superiors when he knows that others are the ones who are right.
He also recognizes reason, but he is sane enough to use it. In a city like Baltimore, sanity is not going hand in hand with it. And being a hero has nothing to do with doing the job right or being in the good side.

Jay Landsman is a man who shows us the defects attached to the links of virtues in a same chain. A character of brightness spots, and shadows especially, but neither enough to be day or night. He is something more, something that shows us to be different, unclassifiable, even for the big police files on the west side of town.
We don’t need to find out what he always chews and eats, to try to know what he is made of. To trace the shadow and place it inside his figure and not outside of it. The shadow is not projected outside, but inside of him, like a canyon in a deep valley of Mars. And that's his deception or his secret, just because we will never know if the river at the bottom of the canyon carries a great flow or hardly carries water. We will never know if he is thirsty of triumphs or saves it all in a large dry well.
Because Sergeant Landsman is not dull, he never has been, just mediocre. And he is this several times, and almost always for the same reason. Like a house of mirrors, which repeats its faults and excesses when presented.

He is the prisoner who has not been tied. One whose hands have been left free because he’s been convinced that his place is supplied by the system. And he isn’t a traitor for this. Nor would he be if he acted against it. The Baltimore system accepts he who wants to perpetuate it and he who wishes to change it, equally. Makes no distinction, because the system will defeat them both, but in different ways.

The obese police officer keeps all the tricks learned and reveals its magic when death touches close to home. With the attempted murder of Officer Greggs we finally see real detective work from Landsman. The bureaucracy has not stunned him completely and he feels in the street as in his home’s courtyard.

Has with his fallen comrades the right words he wasn’t able to tell, better said, not meant to be told at the right time. He is generous to remember every important detail and decorate every insignificant other one and do it important, one last time.
In his words, the virtues and weaknesses are the work of the same material and compound the same body of work that needs to be appreciated. A magnificent work that is exposed.
Jay Landsman for all its faults, is also a magnificent work that is exposed. Maybe he, broken as he is, is the best of all the works done by God.


Safe Creative #1203231358653

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Quién es Jay Landsman?

¿Quién es Jay Landsman?, nos preguntamos desde un principio. ¿Qué transformación extraña se ha dado en su físico y mente para tornarse tal como es?, ¿y qué Dios le ha puesto en la tierra para trocarlo en contrario de lo que debería ser?
Pues cuando se nos da por echar un vistazo, observamos que todas las aristas que no han sido redondeadas por el sistema, se muestran aún fascinantes cuando provienen de su voz. Y no suenan fuera de lugar y tiempo cuando ya deberían de ser así.

¿Qué es esta voz fascinante que se le da a la decadencia? ¿Es acaso algún poeta romano cantando los últimos días de su ciudad ante la llegada de los bárbaros? ¿Es él acaso, el encargado de abrir las puertas a los invasores o el anónimo causante de resistir la embestida para que no bajemos la guardia ante lo que se nos viene?
Su físico consumido por los vicios nos es mostrado continuamente desde el comienzo. Pero lo que no se nos muestra, es la razón del porqué nos engaña; del porqué da tan poco de sí ante el desastre que se avecina; y más importante aún, del porqué juega a ser cuerdo o seguirle la cuerda a sus superiores cuando sabe que son otros los que tienen la razón.
El también reconoce a la razón, pero es muy cuerdo para usarla. En una ciudad como Baltimore, la cordura no va de la mano con ella. Y el ser un héroe no tiene nada que ver con hacer el trabajo bien o estar en el lado de los buenos.

Jay Landsman, es un hombre que nos muestra los defectos unidos a los anillos de las virtudes en una misma cadena. Un personaje de brillos y sobre todo de sombras, pero que no le alcanzan para ser día o noche. Él es algo más, algo que se nos muestra distinto, inclasificable, aún para los grandes archivos policiales del lado oeste de la ciudad.
No necesitamos conocer que es lo que siempre mastica y come para intentar saber de que está hecho. Para trazar la sombra y ubicarla en su figura y no fuera de ella. La sombra no se proyecta fuera de él, sino hacia dentro del mismo, como un cañón en un profundo valle de Marte. Y ese es su engaño o su secreto, ya que nunca sabremos si el río en el fondo del mismo lleva gran caudal o apenas acarrea agua. Nunca sabremos si tiene sed de triunfos o lo guarda todo en un gran pozo seco.
Porque el sargento Landsman no es torpe, nunca lo ha sido, pero sí mediocre. Y lo es varias veces, y casi siempre por la misma razón. Como una casa de espejos, que repite sus carencias y excesos cuando se nos presenta.
Es el prisionero que no ha sido amarrado. Al que se le ha dejado las manos libres porque se le ha convencido que su lugar se lo proporciona el sistema. Y no es traidor por ello. Ni tampoco lo sería si actuara en contra de aquel. El sistema de Baltimore acepta a quien lo quiere perpetuar y a quien lo desea cambiar por igual. No hace distingos, porque el sistema los ha de derrotar a ambos, pero de distintas maneras.

El obeso oficial de policía guarda los trucos aprendidos y desvela su magia cuando la muerte toca muy cerca a casa. Con el intento de asesinato de la oficial Greggs lo vemos hacer verdadero trabajo de detective. La burocracia no lo ha pasmado del todo y se siente en la calle como en el patio de su hogar.
Tiene con sus compañeros en desgracia las palabras justas que no les supo decir, mejor dicho, que no les quiso decir en su debido momento. Es generoso para recordar cada detalle importante y para adornar cada detalle intrascendente y hacerlo importante, una última vez.
En sus palabras, las virtudes y defectos son obra de un mismo material y componen un mismo trabajo que necesita ser apreciado. Una obra magnífica que se expone.
Jay Landsman con todos sus defectos, también es una obra magnífica que se expone. Tal vez sea, roto como es, el mejor de todos los trabajos hechos por Dios.


Safe Creative #1109200096635



Safe Creative #1109190033665



c4f99146-0e38-3cc6-9c0c-c0bfec3e2e05